PERTINAZ NOSTALGIA
"Cuando lo sepas quisiera ver tu cara.
Por que vas a saberlo
aunque no te lo diga
ni leas estos poemas.
¿Cambiará algo entonces?
Es imposible
que no adviertas aún mi turbación:
tanto desorden de miradas,
tanta avidez
registrando el más breve de tus gestos.
¿Y nada modifica tu indolencia?
Ah, íntegro varón, que Dios te guarde.
Pero voy a aclararte
en nombre de esta cólera
y a manera de agravio,
que si te amo
es seguramente por error."
Por que vas a saberlo
aunque no te lo diga
ni leas estos poemas.
¿Cambiará algo entonces?
Es imposible
que no adviertas aún mi turbación:
tanto desorden de miradas,
tanta avidez
registrando el más breve de tus gestos.
¿Y nada modifica tu indolencia?
Ah, íntegro varón, que Dios te guarde.
Pero voy a aclararte
en nombre de esta cólera
y a manera de agravio,
que si te amo
es seguramente por error."
~De lejos viene. Cross, E.
Mira, te voy a escribir esto a ti porque sé que te vale madre, que probablemente ni vas a leerlo y sobre todo que no debería hacerlo.
Es que dicen que tú no te mereces ni una palabra mía, pero
¿pues qué? Yo quisiera pensar que las palabras son muy importantes, que no
deberían usarse en vano, que es lo único que perdura ¡que lo son todo! Pero
mira, yo he de opinar eso porque soy lectora y dizque escribo ¿verdad? Porque a
personas como tú, esto les parece pura cursilería.
Pues mírame aquí, redactando a lo pendejo, a ver cuándo se
te hace fácil chingarte lo que escribo y hacerle una cartita a la chavita o
chavito que te estás cogiendo. Y le pones de paso también algo de lo que te
dije todas esas noches que me viste llorar. O también les dedicas mis
canciones favoritas, les invitas a ver mis "películas raras".
Pero bueno, ya no hablemos de eso, lo que pasa es que estoy
muy enojada contigo y creo que todo este odio que me envenena es porque te
quise tanto.
Pero eso ya es lo de menos, hasta puedo pasar el rencor, la baja
autoestima, la nostalgia y demás atrocidades que hiciste nacer en mi corazón,
que se han regado como veneno humeante por todo mi cuerpo, por mi carne, por mi
soledad gélida. Incluso los síntomas del envenenamiento, el ardor en
el estómago, el dolor de cabeza, el temblor de manos…
Mejor vamos al grano ¿vale? Sé que me vas a entender muy
bien si me pongo a hablarte de heridas abiertas y situaciones de dependencia,
de insatisfacción y vacio emocional. A ti lo que te gusta es vivir la
gran desgracia y regresar a ella todas las veces que sea innecesario.
Seguro que tienes además del camino recorrido, un millón de
consejos para mí (porque incluso soy menor que tú). Pero yo lo único que puedo
hacer contra esto es escribirlo y escribirlo a ver si en una de esas me quedo
sin palabras y puedo dar por muerto todo.
Mi gran desgracia está tan latente como la tuya,
vive tan anclada a mí que pienso a veces que la única forma de matarla es
matarme. Desafortunadamente, mi sentido común no me lo permite y me quedo aquí
viendo de lejos las memorias pavonearse ante mi esperanza derrumbada.
¿Tú cómo te sientes? Me gustaría preguntar cómo lo toleras,
pero sé que no lo toleras. Sé que si miras tus memorias irse corres detrás
porque a ti no hay quién te pare ni te oriente.
Pero yo ya no puedo hacer eso. No me pude quebrar la voluntad para dejar de correr tras lo mismo, así que me quebré las piernas.
Pero yo ya no puedo hacer eso. No me pude quebrar la voluntad para dejar de correr tras lo mismo, así que me quebré las piernas.
Sin embargo, mira, iba yo caminando hoy pensando en “ah,
cómo sufro”, pues ve, ya me creí que mis problemas son reales, pues entérate,
que conocerte me curó aunque esa no haya sido tu intención. Incluso cuando fue
medio sacar un pie de la soledad para meterlo en doce mil problemas que jamás
había tenido. Pero ya me estoy yendo y no te he contado lo que quería, perdón
pues, es que en realidad me siento destrozada en lo más profundo y me
muero por salir, por escribir tanto que se pierda…
Pero está muy cabrón, mejor me apuro. No te desesperes, no
me pongas esa cara. Bueno, no sé qué cara podrías poner porque estoy segura que
no hubieras escuchado todo lo que ya escribí. Pues me la imagino, todavía me
acuerdo un poco, no creas que se me olvida tu rostro de charalillo, y aún puedo
verte en las fotos que nos tomamos en viernes.
Pues iba yo caminando en la escuela, más sola que tú, cuando
vi una palomilla de estas de mal augurio. Si de por si ve cómo ando, pues me
espanté mucho ¡ya valió!
Pero mientras yo me imaginaba el millón de formas en que ver
esa palomilla afectaría mi vida, un pajarito insignificante y del gris más
vulgar se la llevó en su piquito hasta las jardineras al lado del edificio de
Sociales.
¡Ah! Me acerqué corriendo a ver qué pasaba. Ni siquiera
podría describirlo a precisión, sentí tantísimas cosas que me puse a medio
llorar ahí (con razón dijiste que estoy loca).
El pajarito destrozó la palomilla. La sacudió varias veces
hasta que le agujeró las alas, luego la dejó tirada un rato mientras la palomilla
se sacudía intentando volar. Finalmente el pajarito le arrancó las alas y se
fue volando con la carnita en el pico.
Corrí al edificio de Ingeniería para contarte. Sé que
estabas ahí, pero sólo fui para sentirte cerca y comenzar a escribirlo, pues, no
iba a hablarte en serio. Ahora estás más lejos de mí que nunca.
Pero yo sentí que era una señal, si ese pajarito podía
acabar con toda esa mala suerte en un ratito, si podía deshacerla y quedarse
con lo que iba a alimentarlo... pues yo también puedo sacudirte y mira, yo
no quiero matarte ni deshacerte. Yo quiero que te mantengas entero y que seas
la persona que quieres ser, yo no voy a odiarte nunca, no sé cómo, ni quiero
hacerlo. Pero si quiero que tú y tu mundo se alejen de mi para siempre.
Quiero dejar de sufrir al recordarte ausente, al pensarte
tan lejos, incluso en esos días en que pasas caminando a lado mío pero que
estás casi en otro planeta.
Ojalá te hubiera conocido en otro momento de nuestras vidas, ojalá pudiera volverte a conocer. Volver a sentirte como la primera vez, cuando ardías como ácido en mi lengua y me provocabas las mismas alucinaciones en nuestro cuarto obscuro donde intentábamos conocernos.
Ojalá no estuvieras tan tan tan lejos, la distancia me arde en cada uno de los nervios. Pero es lo mejor ¿no? así no puedo salir corriendo a buscarte. Como cuando te miré tantas veces a través de la ventana caminar con la premura vacía que te caracteriza, sosteniéndome el corazón para no bajar las escaleras y correr detrás de ti, o cuando iba a buscarte con la carne suficientemente impregnada de alcohol y de rabia tan solo para platicarte de mis poemas favoritos.
Ojalá te hubiera conocido en otro momento de nuestras vidas, ojalá pudiera volverte a conocer. Volver a sentirte como la primera vez, cuando ardías como ácido en mi lengua y me provocabas las mismas alucinaciones en nuestro cuarto obscuro donde intentábamos conocernos.
Ojalá no estuvieras tan tan tan lejos, la distancia me arde en cada uno de los nervios. Pero es lo mejor ¿no? así no puedo salir corriendo a buscarte. Como cuando te miré tantas veces a través de la ventana caminar con la premura vacía que te caracteriza, sosteniéndome el corazón para no bajar las escaleras y correr detrás de ti, o cuando iba a buscarte con la carne suficientemente impregnada de alcohol y de rabia tan solo para platicarte de mis poemas favoritos.
De cualquier manera no me arrepiento ¿ves? es que si
regresara el tiempo me volvería a perder en la profundidad de tus cándidos ojos
enormes, en tu aroma obsesivo, en tu piel blanca y tú ingenuidad absurda de
niño perdido, dañado por la soledad. Incluso me volvería a creer todo lo que
dijiste. A viajar dos horas en el metro a las 11PM para conocer tu casa o
dos horas en la carretera a las 7AM para desayunar contigo.
De por si ya sabía que involucrarme contigo iba a deshacerme. Lo sentí en la obscuridad, cuando con tu voz árida tratabas de explicarte y explicarme tu manera de ser; lo sentí en el sol intenso cuando te cubrías en banalidades vacías. Era un suicidio, era todo o nada. Y fue nada. En esa nada hecha de obscuridad macabra he permanecido.
Te quería aunque tú te empeñaras en odiarte.
Aunque tuvieras la maldad emergiendo de los poros, aunque te aprovecharas, aunque me abandonaras. De la forma que sea terminé acudiendo a donde tú estuvieras, a donde me pidieras, haciendo lo que querías y apachurrando mi pasión desenfrenada contra tu apático corazón. Porque yo no puedo querer de otra forma que no sea entregando todo mi ser.
Aunque tuvieras la maldad emergiendo de los poros, aunque te aprovecharas, aunque me abandonaras. De la forma que sea terminé acudiendo a donde tú estuvieras, a donde me pidieras, haciendo lo que querías y apachurrando mi pasión desenfrenada contra tu apático corazón. Porque yo no puedo querer de otra forma que no sea entregando todo mi ser.
De por si ya sabía que involucrarme contigo iba a deshacerme. Lo sentí en la obscuridad, cuando con tu voz árida tratabas de explicarte y explicarme tu manera de ser; lo sentí en el sol intenso cuando te cubrías en banalidades vacías. Era un suicidio, era todo o nada. Y fue nada. En esa nada hecha de obscuridad macabra he permanecido.
Bueno, es que por qué piensas tú que las cosas
suceden ¿sólo por qué si? ¿Tú crees que es una coincidencia todo lo que
pasamos para llegar a conocernos? ¿Lo que vimos, lo que viajamos, las
decisiones que tomamos? ¿La palomilla? A mí me gusta pensar que todo es magia.
Hasta tú, que tienes el pecho vacío. Pero también todo es ciclo y se
termina. Hasta tú, que me parecías eterno y tú saliva sabía a sosiego. Parecías
controlar el destino, pero no eras más que absurda casualidad, porque tu vida
no es más que eso.
Te quiero y te recuerdo, por fortuna cada vez
menos, hasta que nada.
¿Qué opinas?