TU ME MANQUES

diciembre 18, 2017 0 Comments A+ a-

"Hay del alma en el fondo oscura sima
y en ella hay un fatídico recodo
que es nefando franquear; allá en la cima

brilla el sol que hace polvo al sucio lodo;
alza los ojos y tu pecho anima;
conócete, mortal, mas no del todo."

- Unamuno.

En la gran avenida que llega tanto a tu casa como a la mía, estaba recordando la primera vez que toqué tu cabello.

Me gusta guardar los detalles y si; no me acuerdo de tu cara, pero nunca voy a olvidar como se sentía tu cabello. Pues en detalles voy nadando para encontrarte, para detenerme en medio del tránsito de personas desesperadas por llegar a su destino y ponerme la mano en el pecho.
Me detengo a pensar en cuánto me lastima y me dan escalofríos de fiebre. Mi cabeza se pone más pesada y te juro, te juro que en mi pecho se abre el hueco de la nostalgia. De verdad puedo sentir como mi carne se desgarra y mis costillas se quiebran. Me dueles tanto que no lo tolero y me pongo a llorar. Pero, aunque lloro y lloro, tú te quedas; no te vas con mis lágrimas.

Y eso me da más bien coraje, porque te extraño tanto que me arde, que me desespera y me hace rechinar los dientes. Te extraño tanto-tanto, me da rabia.
Te extraño hasta con las uñas. Te extraño que grito. Te extraño que lloro.

Pienso que no puedo expresar cuánto te extraño y busco a ver con qué me encuentro dentro de mi cabeza. Lo intento construir en inglés y mejor no. Para empezar, en inglés no sé armar hipérboles, mucho menos esas exageraciones retóricas que me encantan, y el I miss you pues mira qué burdo.

Bueno, llevo como medio año en el francés y pienso que tal vez sea la solución, porque finalmente es la lengua del amor ¿no? (en realidad yo lo elegí sólo por Saussure y Baudelaire). Saco mi cuadernito para escribirte porque ya siento que he encontrado lo que te quiero decir. Levanto mi lápiz amarillo y le escribo TU ME MANQUES porque así se dice según yo. Me quedo viendo y pienso que ahí dice literalmente algo como “tú me haces falta” en mi lengua.

Mientras camino, cavilo en retrospectiva a ver si de verdad me haces falta, porque no quiero decirte mentiras (ni quiero mentirme a mí misma). Le pienso: tú me partiste la madre y también me ayudaste mucho. A tener consciencia de mí misma, aventurarme a aprender cosas nuevas, a viajar y me quitaste de la cotidianidad, entre otras cosas que ni te imaginas que hiciste por mí.

Aun así, no me haces falta para continuar. Mira, es que eres como la muñeca que nunca pude tener o el concurso que nunca gané. Pues ya, ya pasó, ya perdí.

Por lo tanto, tu ne me manques pas y me pongo a pensar en la prostitución de la lengua y cómo disponemos de las palabras sin pensarlo. Las usamos por usarlas, sin analizar en serio lo que significan. El francés no es mi lengua, pero si mi pobrecito español desdeñado, con el que me la paso inventando la realidad y diciendo TE EXTRAÑO cuando más bien “te encapricho” es lo que debo ponerme a gritar cuando según yo, te siento arder en mi pecho.

O qué sé yo. A duras penas puedo entender qué pienso y qué siento, asignarle palabras está difícil. Pero también me pregunto ¿no será como en las películas? Que dicen “nunca había sentido algo así”. ¿Cómo sabes cuando no habías sentido algo igual antes? ¿Cómo sabes cuando ya lo has sentido todo? ¿Se puede sentir algo sin nombre?


No sé, no sé. El tiempo libre no me hace bien, me incita a indagar lo que no debo.

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