Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón
Tengo la intención de escribir sobre mi último libro leído.
La idea principal era sobre “Cien Años de Soledad”, pero he escrito y posteado tanto sobre él que me pareció que no era necesaria ya una entrada de ésta tercera vez que lo concluí hace dos-tres meses.
A partir de entonces he estado leyendo libros relativos a Frida Kahlo.
Comencé a interesarme por ella en mi época feminista que tuvo su cúspide en Diciembre
de 2012, pero estaba yo más interesada en su pintura que en su historia. (Ah,
por cierto, estuve releyendo mis borradores y encontré una entrada que me gustó
de esa época, voy a postearla con la fecha pertinente y dejó aquí el link:
Mujer.)La idea principal era sobre “Cien Años de Soledad”, pero he escrito y posteado tanto sobre él que me pareció que no era necesaria ya una entrada de ésta tercera vez que lo concluí hace dos-tres meses.
A partir de entonces he estado leyendo libros relativos a Frida Kahlo.
Hasta ahora me decidí a introducirme en sus biografías y vida personal atraída yo por la fortaleza que significaba que a una la aplaste un camión y luego le corten la pierna y aún así convertiste en aclamada pintora mexicana; además la insistencia con la que escuchaba yo un “Frida y Diego” equivalente a un “Romeo y Julieta” (aunque claro que después de leer Romeo y Julieta ya no pienso en ellos como el amor definitivo que todo mundo predica que es, sino como uno terco, estúpido y absolutamente adolescente).
Lo primerito que supe de ella, fue por el documental “La Cinta que Envuelve una Bomba” que vi en la exposición de “Wonderland: Mujeres Surrealistas” que estuvo en el Museo de Arte Moderno y la biografía que venía en mi libro de “Surrealist Painters” (a ladito de Jené). Es irónico, porque ella decía odiar el surrealismo y hasta Brentón le caía medio mal.
Hay un par de imágenes en internet de un libro en que Frida le escribía a Diego (píqueles pa' que se hagan grandes).
Estuve buscando mucho tiempo ese libro y no’más no lo encontré, hasta que un día de purito milagro apareció en una Porrúa del Centro como ejemplar único, pero andaba yo escasa de dinero y lo tuve que dejar ir.Se me olvidó un tiempo, pero me llegó hace unos meses de nuevo el fervor y descargué un montón de PDF’s a ver si lo encontraba pero apareció jamás.
Sin embargo encontré otros, entre ellos el libro “Mi Querido Doctorcito” que además de ser un compendio entre la correspondencia entre Frida y el Doctor Leo Eloesser (su mejor amigo, dice ella) incluye un apartado un tanto histórico y hartas fotografías de la casa azul, pinturas y demás aparatejos que usó Frida durante su vida de ‘pata de palo’. El libro viene en inglés y español y sinceramente no sé de dónde lo saqué exactamente.
Después leí “El legado manuscrito de Frida Kahlo” que es realmente un ¿libro? muy corto; al parecer es de Sandra María Cerro. Aquí se analizan un par de pinturas, dibujos y principalmente escritos, desde la fecha y orden cronológico hasta la caligrafía.
Para éste tiempo, cuando terminé de leer ese par, detestaba yo a Diego Rivera. En una especie de odio-admiración que no me cabía en la cabeza.
De cumpleaños pedí dinero y me fui a comprar el libro que no había podido comprar y tuve que ir hasta la Condesa por él, porque en ningún lado estaba y ahí quedaba uno solo.
La página que trae lo que yo quería es la 398, el libro se llama “Escrituras de Frida Kahlo” y es de Raquel Tibol.
El prólogo del libro lo escribió Antonio Alatorre y me pareció tan malo, misógino y nefasto (alguien que me proporcione por favor un eufemismo para ‘mamón’) que ni siquiera voy a detenerme mucho aquí.
La forma pintoresca, vivaracha y tan llena de pasión con que están escritas las cartas me pareció de lo más acogedora; alguien me dijo que me iba a decir “Frida” que porque escribo como ella (digo, al menos no como Luis, que me dice así porque conoció mi uniceja en tiempos de secundaria).
Ya me urgía por leer todo lo que le escribía Fridita a Diegote y fue grande mi sorpresa cuando me di cuenta que es nada comparado con lo que le escribía a Alejandro Gómez Arias, León Trosky, Nick Murray (a éste Nick me lo imaginé yo todo el tiempo con la cara de Dave Murray), José Bartolí y Carlos Pellicer. Los dos últimos me impactaron. Hay más amor en una carta para Bartollí que en todas las de Diego.
El “Frida y Diego” está basado en nada. Frida y Diego eran compañeros pintores, no eternos enamorados. Frida y Diego estaban enamorados de todo el mundo de la forma más artística que pueda haber. Hay que tener un montón de tripas para aguantar un amor sin pertenencias así como el de ellos; un amor libre.
Ya para éste entonces Diego no me caía ya mal. Me quedó la purita admiración.
En cuanto al hecho de las enfermedades y demás achaques de Frida, está de más decir que era una verdadera chingona, mujer bien dientona, como diría ella. Vivió la vida. Viva la vida.
Esperé hasta terminar el libro para postear mi crítica, que vengo escribiendo desde que me faltaban cien páginas y en resumen: Claro que estoy absolutamente encantada con el libro.
Ahorita me dispongo a seguirle con Rayuela, que hasta el momento he adorado; sí es tan surrealista como promete, además Cortázar siempre tan afable como cuando me presentó los axolotes.
3 comentarios
Write comentarioscomo se llamaba el libro que buscabas al principio el de las cartas a diego rivera?
Reply¡Hola!
ReplySe llama "Escrituras de Frida Kahlo" y es de Raquel Tibol.
Hola como va q algien para pasarla a ful?
Reply¿Qué opinas?