Danger Days

mayo 15, 2013 0 Comments A+ a-


"Y él está confundido, tan perplejo como se puede estar, justo como yo. Vamos hacia abajo, abajo, bien abajo, donde sé que no debería ir. Oh, y ella cree que es la única pero es una en veiniticuatro.
Cariño, ¿a dónde se fue tu amor? Era el antiséptico de mi herida.
Es un dolor en el alma, porque el objetivo de todos es conseguir lo que no pueden tener, pero decirlo no cambiará nada, darse cuenta no cambiará nada" 
~ Alex Turner

Amarga como el vino del exiliado, me despierto hace unos días sin más alarma que el martillo feroz que golpea la puerta de la casa contigua con el suficiente odio para estamparsele a uno en el cerebro.
Torpe como un suicida sin vocación se levanta ésta mujer a arrepentirse al baño por haberse pasado de nuevo la máquina de rasurar por el cabello. Estoy loca, pero muy poquito, loca del número seis.
Papá se fue ese día no sin antes gritarme con furia, violento como un niño sin cumpleaños, lo correcto de alguna de mis decisiones y la frustración por no haberse evitado la gasolina de un viaje en carro de algún pre-sábado.
De pronto me siento extraña como un pato en el Manzanares, cuando al relatar mi odisea miro en el teclado mis dedos flacos con sus uñas azules, azul "cielo", azul "bonito", azul "del que te guste" pisan las teclitas ansiosos por expiar aquello de mi cabeza.
Mi amigo de la depresión eterna no se conectaba y mi amiga de tolerancia infinita fue a la escuela. Yo quería ir a la escuela. Yo no quería terminar macabra como un pájaro en un desfile intentándome arrancar las uñas a mordiscos.
Absurdo como un belga por soleares, el azul de mis uñas y el negro de mi cabello.
Inquietos como un párroco en un burdel, me pesan de pronto en el cuello los meses de casi un año; los meses que me creí verídicos y jubilosos.
Por opinión unánime estoy perdida como un quinto en día de permiso, como un santo sin paraíso, como el ojo del maniquí.
En la panza, febril como la carta de amor de un preso, me retumba el ronroneo del hambre; quiero una hamburguesa vegetariana desde hace semanas.
Sonriente y desmaquillada.
Hoy estoy sola en casa porque mi hermano me abandonó, hoy no estoy tan deshecha como entonces, hoy hasta desayuné y escuché a Sabaton para comenzar mi día, Lana tuvo que esperar.
Mi mejor amigo cree que somos malos porque últimamente hemos sido poco "inmorales" yo le digo que nadie que valga la pena nos va a juzgar más que nosotros mismos
Además la vida está muy pinche corta como para pasársela sufriendo, como dice mi Papá y mi Papá siempre tiene razón.
Además Mamá está feliz conmigo y eso es lo que necesito para no matarme de inanición, eso y el ansia por leerme ahora si "Romeo y Julieta", la emoción por mis zapatos de tacón nuevos (que hasta hoy no han logrado matarme), Maiden en Septiembre, aprobar por fin Analítica y una esperanza hasta ahora inerte pero viva de volver a un "nosotros" que se está volviendo cada vez más un doloroso "tú y yo".
Conozco aparte otros seis ojos claros que miraron los míos obscuros por intervalos impertinentes e importantes. Alteradme el mundo, cabrones.
Pero, el de los ojos tristes que brillan con el sol es el importante, al que le cantaría alguna canción de los Killers mientras esperásemos un camión y que le dedicaría por lo menos dos líneas de mis escritos cotidianos, quizá ya tendría un poco fastidiado al mundo de tanto que hablase de él.
Uno que mi mamá dice que es más noble que yo. Tiene razón, por supuesto.
Para finalizar, anoche soñé que era actriz, soy dramática dicen por ahí y conozco quién me pueda enseñar a llorar de la nada ¿qué tal si después del medio superior me voy a estudiar actuación? Yo no quiero ser programadora, no quiero ser matemática, no quiero ser ingeniera; o a lo mejor sí, pero poquito, quiero abrirle paso a una Paulina artista que por allá de tiempos de secundaria existió y ahorita está tres o cuatro metros bajo tierra.
(Por ahí esto tiene fragmentos de "Así Estoy Yo Sin Ti" de mi estimado Don Sabina).

¿Qué opinas?