Del Amor & Otros Demonios
"Para que nada nos separe, que no nos una nada."
~Pablo Neruda.
Somos propiedad de nadie y nadie es propiedad nuestra. Cambiamos, maduramos, evolucionamos.
Nos enamoramos y dejamos de amarnos con la misma naturalidad que nacemos y morimos.
A veces lo que pasa es que uno no puede comprender el hecho de estar enamorado (o de no estarlo) y se plantea mil soluciones a problemas que ni existen y se hace la vida difícil por el puro gusto de sufrirle a lo loco, a veces la respuesta a todo es de lo más simple.
¿Cuál es el afán de casarse con alguien? ¿Cuál es el afán de la fidelidad?
Mire usted, que yo pienso que la fidelidad no debe exigirse, no debe ser base de ninguna relación.
No puede uno pasarse muerto de celos pensando en con quién se fue a encerrar el hombre o con quién y de qué habla siempre. No puede uno detenerse a investigar a toda persona con quién cruza palabra. No puede usted vivir en el pasado; mi papá dice que cuando a un hombre le gusta una mujer, le va a gustar para siempre y pues si así es, ya ni modo, a lo que sigue.
Le invito yo a pensar que la fidelidad se da y ya; forzarla es lo peor que usted puede hacer, es quitarle su esencia.
Mi idea de "amor" es cuarenta porciento la de mi mamá, egocéntrica y terca, pero romántica y con toques de esperanza y de rencor del pasado, dolorida y débil; y cuarenta porciento la de mi papá que le robó el desinterés y la pasión a las letras de Sabina (que yo misma intento robar de ahí) y las aplicó a su vida, que no piensa que el amor exista en realidad, que algo le aprendió a Freud. Diez porciento libros y diez porciento experiencia.
Ya sé que comprender eso no es sencillo, y lo sé porque a veces yo misma tengo que lograr comprenderme y es entonces cuando termino encerrada en mi cuarto comiendo dulces.
Pero soy fiel a mis criterio cual si dogmas fueran y aunque a veces soy abominable, me queda al menos la alegría de saberme libre y propia
Se trata de no culparse de nada, se trata de no tomar las cosas personales, se trata de otorgar la autonomía que uno exige, se trata de ser dueño de sí mismo.
Entonces decidí que debía escribir, esta única entrada de este insulso y odioso Febrero con título de novela de García Márquez, donde el sacerdote discípulo fiel de dios se enamora de la mujer enérgica, loca y atormentada que traía al demonio adentro. Pobre, pobre hombre.
¿Qué opinas?