Deshaparecer.

enero 06, 2013 2 Comments A+ a-




"¿Qué les queda por hacer a los jóvenes, en este mundo de paciencia y asco? Sólo grafitis, rock, escepticismo. También les queda no decir amén, no dejar que les maten el amor, recuperar el habla y la utopía, ser jóvenes sin prisa y con memoria; situarse en una historia, que es la suya, no convertirse en viejos prematuros."
~Mario Benedetti.


¡Cómo me deprimen los domingos! Hasta traigo la misma ropa de ayer y la misma pintura en la cara y el mismo terrible animo producto de una confusión que me hace un nudo en la garganta y los nervios por el examen de Analítica y de Diferencial.
En la mañana me desperté a llorar, puse una canción de Soko unas mil veces, porque ella siempre sabe cómo me siento, y la canción lo dice perfecto, ahorita la adjunto; pero cuando termine de escribir, si no, voy a chillar otra vez y ya no quiero; la verdad me cuesta trabajo sonarme la nariz estos días.
Lloré mucho; bien bajito, porque pensé que mi papá estaba dormido y no quería despertarlo.
Lloré por todos los días que he querido hacerlo, especialmente por ayer, que me reservé la vergüenza de hacer un espectáculo en la combi llorando a moco tendido cuando, en el libro que estoy leyendo, a Giovanna le dijo Jaime que eran demasiado diferentes como para seguir juntos, qué la obligó a decidir entre su personalidad feminista, escritora, comunista, desinteresada, libre y "medio hippie" y él. Giovanna tan loca y Jaime tan cuerdo. No lloré no'más porque cuando levanté la mirada del libro, vi que había tomado la combi mal, y me asusté tanto que se me bajó la tristeza. Giovanna se eligió a si misma y ya después se consiguió un Miguel.
Perdón a Gabriel García (no el maestro de Analítica, el escritor que me cautiva), a Cortázar y hasta a Süskind, pero aunque me faltan veinticuatro páginas para terminarlo, las doscientas que ya he leído me dan para afirmar que tengo un nuevo libro favorito.
Lloré por los personajes del libro. Y por los de la realidad.
Lloré porque ya no me gusta mi cabello verde tirándole a amarillo.
Lloré por el año extra que me quiero quedar en la escuela, yo con esos pendejos ya no quiero convivir; es más, con ningún pendejo... con ninguna persona.
Lloré porque no me atrevo a confesarle a mi papá eso de que me haría muy feliz quedarme otro año.
Lloré porque me siento terriblemente fea, aunque mis papás digan que no.
Lloré por los exámenes de mañana.
Lloré porque nadie me fue a abrazar.
Lloré porque mi caja de chocolates estaba demasiado lejos.
Antes me daba pena admitir que lloraba, incluso realmente no lo hacía. Ya no puedo no hacerlo.
Ya no comprendo nada en el pinche mundo. Ni a nadie.
No sé lo que quiero, no sé a dónde voy, no sé dónde estoy. Y aunque tengo la consciencia de que a ciencia cierta nunca lo he sabido, ahora me está causando real incertidumbre. ¿Quién soy?
No quiero comerme la torta que me hizo mi papá, ni tomarme el atole de chocolate que me dio. Quiero acostarme otra vez y volver a hundirme en ruiditos espasmódicos y ojos rojos por la sal.
Me voy a encerrar. No quiero que nadie me pregunte nada, ¿Qué les voy a decir? Mi papá cree que mi tristeza es mera hormona y  mi mamá me va a dar el consejo que le dio su papá. Gabriel si me ve chillar va a chillar conmigo y eso me va a poner peor.
Ya me quiero ir. Quiero decirle tantas cosas y leerle todo lo de mi libreta. Quiero que todo sea como antes, pero no tan antes.
Quiero que alguien sepa todo lo que estoy sintiendo sin obligarme a decirlo.
Quiero deshaparecer, así con "h" y todo.

2 comentarios

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zabdiel
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6 de enero de 2013, 20:52 delete

pau, completamente te entiendo, pinche no estuviéramos sufriendo ni nada, yo he estado igual, solo q llorando más en silencio creo!

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Anónimo
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7 de enero de 2013, 4:29 delete

https://www.youtube.com/watch?v=a8Bk9cn7n7Y

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