Pilar Ternera & José Arcadio.
"Vete a la chingada, aunque me retuerza yo como tlaconete del dolor"- Mi mamá
Es esta la primer semana que llevo en la escuela y ya estoy desesperada.
Ayer moría por escribir, era hora perfecta para comenzar: diez y cuarto. Pero también tenía tarea y no iba a acabarla si no me apuraba. Sí, ando intentando ser responsable; "a ver cuánto me dura" diría una compañera mía.
Estaba deprimida y cierto es que ayer me la pasé así y hasta me arrepentí de haberme puesto rímel.
También cierto es que hoy bailé en calzones hasta que se me alivió la melancolía. Ya ando bien sana.
No, no es cierto, ando como neutrón, con carga positiva y carga negativa; pero se me cancelan. Al menos sí en este momento. Apláudeme, que he entrado a clases de Física.
Pero es viernes, por fortuna y por desgracia. Ya mañana nada.
Hoy comencé a leer la parte de "Cien Años de Soledad" donde Pilar Ternera y José Arcadio.
Se me hizo un romance parecido a otro de "Crónica de una muerte anunciada" de doña Guzmán y me quedé pensando en si Gabo me estaba contando dos veces lo mismo o si lo que contaba era cierto y más bien aplicable a varios casos.
De voz propia he de decirte que confío plenamente en que sea aplicable a varios casos, al mío por ejemplo.
Me he quedado pasmada aquí, no sé que escribir. Ayer te hubiera llenado sabedios cuántas hojas, pero ahorita en mi cerebro sólo está algo así como "que no se te olvide descargar el disco de Turisas".
Mira, mejor te escaneo lo que escribí ayer mientras venía en la combi.
Como siempre, extiendo una previa disculpa por mi letra y en este caso por la redacción; la verdad es que me andaba entre que durmiendo entre que ahogando y escribí a lo bestia sin fijarme en la coherencia.
"... confusamente consciente de que estaba haciendo algo que desde hace mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se había imagiando que en realidad se pudiera hacer, sin saber cómo lo estaba haciendo porque no sabía dónde estaban los pies y dónde la cabeza, ni los pies de quién ni la cabeza de quién, y sintiendo que que no podía resistir más el rumor glacial de sus riñones y el aire de sus tripas, y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa."
Ojalá pudiera contarte más pero me siento hoy inútil, y ando bien atolondrada con Gabo García; creo que me gusta él más que Sabines y presiento que pronto más que Süskind.
Siento que esta entrada me la pasé más citando libros que escribiendo yo realmente.
Pero igual no me importa, era necesario.
Lo interrumpió para preguntarle: "¿Qué se siente?"
José Arcadio le dio una respuesta inmediata: "Es como un temblor de tierra."
¿Qué opinas?