Flamingos
Tú, quien en el umbral de años,
Tu corazón perdiste entre extraños,
Tú, quien en el festejo transitas,
Y excitas a tus visitas.
No es de buena educación que te cuente cada cuando toco los labios de otras personas o cuando me rodean tórridos brazos el cuerpo.
No es correcto que te cuente lo que me dicen o lo que yo imagino que dicen, que te cuente cuando me bombardean flashbacks de tiempos relativamente inmemorables que me provocan estremecer. Ni siquiera es correcto quizá que te mantenga pegado en la mente o te reviva en conversaciones mientras hablo habilmente de cualquier otro tema que no necesita tener relación alguna.
De todas maneras, he dejado de hacerlo últimamente...
Tú, quien no llora lagrimas,
Si no oímos en desanimas,
Y lloran por cortejo,
Hay sangre derramada en azulejo.
Por lo menos sí me resulta irónico cada día que pasa y es lo mismo, cada día que me levanto y pienso “Hey, este día no tiene pinta de ser malo, quizá las cosas mejoren” y luego llega tu rutina de silencio mordazmente imprudente. Así que finalmente ¿a mí qué me importa lo correcto y la buena educación? Sinceramente. La verdad es que a estas alturas a mí me entran ganas más de un alcohol ruso que de un romance de princesa.
Pero tampoco quiero ser grosera e impertinente y por eso mejor me quedo callada siempre; no me gusta, pero tampoco me mortifica.
Habrías de ver que tan rápido ya perdí cualquier ilusión de esas utópicas que tenía embalsamadas por algún lugar del cerebro; de esas que asaltan a una antes de dormir y de esas que me obligan a comerme las uñas hasta descarnarme ligeramente los dedos.
Se me ha estado derritiendo el amor que ha sido el más perdurable porque en mi libreta azul conté los meses.
Corazón te vi, ya no me engañas,
Dices que lo perdiste y no lo extrañas,
Cambiaste tu deber por maña,
Tus intenciones son de mala calaña.
Hago como que no escucho, hago como que no veo; hago como que no sé. Pero escucho, veo y sé. Y siento.
Y otras cosas que entran ya en lo cursi y la verdad me sentiría enferma de escribir, hasta cierto punto ya estoy harta, y trato de evitar el tema lo más posible y nada más nada logro y continuo quejándome de "Ay que feo siento que sea él ciego y yo obstinada". Me falta fuerza de voluntad, o puede ser que la magnitud de la fuerza de voluntad que necesito es menor que la magnitud de la fuerza de nostalgia y entonces el sistema no está en equilibrio y entonces llego yo y escribo sobre Física en donde ni tiene que ver.
Corazón te vi ,ya no me engañas,
Bisturí rebeló tus entrañas,
Caí en lo profundo de tu organismo,
Lo escondes con tal cinismo.
Pero ya no me importa, y más porque ya no quiero que me importe que porque realmente no me importe, más porque ya se me cansaron los ojos de llenarte .docx's que porque realmente me fastidie hacerlo.
No te voy a contar de cuánto te quería ni de cuán bien me la pasaba cuando anda tu esqueleto y tripas cerquita de los míos y no te digo más porque vamos a entrar de nuevo en el círculo vicioso de "escribo una entrada sobre tema random y termino escribiéndote cartas de amor que ni lees o ni comprendes".
Pero tampoco te voy a contar de cuanto me perturba tu proximidad ni tu desintéres, aunque vamos a admitir que sería divertido.
Pero no, porque ya no quiero y ya me harté.
Ya ni siquiera te quiero escuchar.
Tú, quien mi corazón curaste,
Luego devoraste,
Yo con los ojos sombríos,
Y un verso vacío,
Quiero que encuentres un palpitar,
Sincronices con la vida,
No quieres mi ayuda me alejo,
Dejando la sangre en el azulejo.
Tu corazón perdiste entre extraños,
Tú, quien en el festejo transitas,
Y excitas a tus visitas.
No es de buena educación que te cuente cada cuando toco los labios de otras personas o cuando me rodean tórridos brazos el cuerpo.
No es correcto que te cuente lo que me dicen o lo que yo imagino que dicen, que te cuente cuando me bombardean flashbacks de tiempos relativamente inmemorables que me provocan estremecer. Ni siquiera es correcto quizá que te mantenga pegado en la mente o te reviva en conversaciones mientras hablo habilmente de cualquier otro tema que no necesita tener relación alguna.
De todas maneras, he dejado de hacerlo últimamente...
Tú, quien no llora lagrimas,
Si no oímos en desanimas,
Y lloran por cortejo,
Hay sangre derramada en azulejo.
Por lo menos sí me resulta irónico cada día que pasa y es lo mismo, cada día que me levanto y pienso “Hey, este día no tiene pinta de ser malo, quizá las cosas mejoren” y luego llega tu rutina de silencio mordazmente imprudente. Así que finalmente ¿a mí qué me importa lo correcto y la buena educación? Sinceramente. La verdad es que a estas alturas a mí me entran ganas más de un alcohol ruso que de un romance de princesa.
Pero tampoco quiero ser grosera e impertinente y por eso mejor me quedo callada siempre; no me gusta, pero tampoco me mortifica.
Habrías de ver que tan rápido ya perdí cualquier ilusión de esas utópicas que tenía embalsamadas por algún lugar del cerebro; de esas que asaltan a una antes de dormir y de esas que me obligan a comerme las uñas hasta descarnarme ligeramente los dedos.
Se me ha estado derritiendo el amor que ha sido el más perdurable porque en mi libreta azul conté los meses.
Corazón te vi, ya no me engañas,
Dices que lo perdiste y no lo extrañas,
Cambiaste tu deber por maña,
Tus intenciones son de mala calaña.
Hago como que no escucho, hago como que no veo; hago como que no sé. Pero escucho, veo y sé. Y siento.
Y otras cosas que entran ya en lo cursi y la verdad me sentiría enferma de escribir, hasta cierto punto ya estoy harta, y trato de evitar el tema lo más posible y nada más nada logro y continuo quejándome de "Ay que feo siento que sea él ciego y yo obstinada". Me falta fuerza de voluntad, o puede ser que la magnitud de la fuerza de voluntad que necesito es menor que la magnitud de la fuerza de nostalgia y entonces el sistema no está en equilibrio y entonces llego yo y escribo sobre Física en donde ni tiene que ver.
Corazón te vi ,ya no me engañas,
Bisturí rebeló tus entrañas,
Caí en lo profundo de tu organismo,
Lo escondes con tal cinismo.
Pero ya no me importa, y más porque ya no quiero que me importe que porque realmente no me importe, más porque ya se me cansaron los ojos de llenarte .docx's que porque realmente me fastidie hacerlo.
No te voy a contar de cuánto te quería ni de cuán bien me la pasaba cuando anda tu esqueleto y tripas cerquita de los míos y no te digo más porque vamos a entrar de nuevo en el círculo vicioso de "escribo una entrada sobre tema random y termino escribiéndote cartas de amor que ni lees o ni comprendes".
Pero tampoco te voy a contar de cuanto me perturba tu proximidad ni tu desintéres, aunque vamos a admitir que sería divertido.
Pero no, porque ya no quiero y ya me harté.
Ya ni siquiera te quiero escuchar.
Tú, quien mi corazón curaste,
Luego devoraste,
Yo con los ojos sombríos,
Y un verso vacío,
Quiero que encuentres un palpitar,
Sincronices con la vida,
No quieres mi ayuda me alejo,
Dejando la sangre en el azulejo.
Nota inútil: La canción que usé para esta entrada es "Manía Cardíaca" de Enjambre... detesto esa banda.
1 comentarios:
Write comentariosLa rutina,hora de romperla no?
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